Como supongo recordaran AQUI, tiempo atrás sufrí un terrible y (melo)dramático accidente que destruyo por completo mi amado y elegante medio de transporte, mi querida bicicleta. Meses después del fatídico accidente ya mencionado, junte el dinero suficiente para adquirir una segunda bicicleta y perdiendo el miedo volví a andar y a irme día a día al trabajo en ella.
Hasta que...
Corría un frío día de otoño, las hojas aferradas a los árboles aun se negaban a caer por completo, haciendo de la vista en la ciudad, una maravilla de la cual disfrutar en cada trayecto.
Como todos los días llegue a mi trabajo, amarre mi bicicleta junto a la puerta y subí a, como todos los días, dar mi 100% en mi maravilloso empleo, que tan realizada me hace sentir.
Estuve todo el día ahí, excepto por la hora de almuerzo, cuando salí a hacer un tramite.
Junto a mi compañero de trabajo que llamaremos Señor Pepe salimos a eso de las 18:30 horas juntos, apagamos las luces, cerramos las puertas, me puse mi casco, guantes y bajamos la escalera hacia la calle.
Apenas pusimos un pie en la calle supimos que algo andaba mal.
Yo : OH DIOS MIO SANTO SEÑOR JESUCRISTO DE NAZARET!!!!!!!
Me quede congelada, casco puesto mirando hacia la cañería donde amarro mi bicicleta para encontrarme un espacio vacío, y en el suelo, el candado mutilado.
Yo : NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!
Señor Pepe entra en pánico y saca su celular del bolsillo, no hizo nada con el, pero lo saco del bolsillo, la gente tiende a sentirse mas segura o útil con un celular en la mano... FACT.
De forma inmediata me nublo la resignación, vi el espacio vacío donde solía estar mi bicicleta y lentamente baje la cabeza suspirando embargada por la infinita tristeza.
Procedimos a hacer una pequeña investigación, preguntando en las cercanías si alguien había visto algo, pero nada, solo miradas de lastima que me hacían sentir mas y mas resignada antes la idea de la terrible perdida.
Llame a Don Pololo para darle la terrible noticia, él entre gritos de sorpresa y angustia me indico que fuera a dar constancia a los carabineros mas cercanos. Por un momento dude de todo, pero ¿que perdía con intentar?, Señor Pepe se ofreció a acompañarme y juntos caminamos hacia la comisaría.
Señor Pepe intentaba dar palabras de consuelo mientras ambos, sin muchas esperanzas mirábamos a cada ciclista que pasaba con desconfianza, cualquier sonido de bicicleta nos hacia voltear, pero seamos honestos, las posibilidades eran ínfimas. Lentamente aceptaba mi destino, el Universo simplemente no me quería arriba de una bicicleta, eso estaba claro.
Señor Pepe : lo que pasa es que eres una persona buena, a las personas buenas les pasan cosas malas
Yo : ¿Gracias?
Señor Pepe : Sácate los guantes al menos, es muy triste jajaja
Mire mis manos, efectivamente no me había sacado los guantes para bicicleta. Le dije a Señor Pepe como broma que no porque me subiría a mi bici pronto.
Señor Pepe : ¿Quieres un helado?
Rechace el helado y continuamos con “the walk of shame” hasta toparnos con unos señores carabineros quien nos indicaron donde quedaba la comisaría.
Solo quedaba una cuadra por recorrer cuando de repente todo fue confusión.
Señor Pepe : ¡¡TU BICICLETAAAAAAAAAAAA!!
Yo : ¿ah?
Señor Pepe corrió frente a mi y lo vi dirigirse a un árbol donde como si nada estaba apoyada MI BICICLETA. Me quede congelada mirando la escena. Señor Pepe gritaba algo y saco su celular (yep... again). Esta vez se puso a sacar fotos del lugar, no supe bien que es lo que pasaba ni como reaccionar pero mi sorpresa fue 10 veces mayor que el mismo hecho de que haya sido robada.
Continúe en trance por lo que fueron unos milisegundos, pero en mi mente todo trascurría en cámara lenta, los gritos de Señor Pepe me sacaron del transe.
Señor Pepe : ¡¡ANDATE AHORA!!! ¡¡ANDATE!!
Yo : Pero... ¿como?... Pero
Señor Pepe : ¡¡ANDATE AHORA!!
Me puse el casco que llevaba en las manos y sin mirar atrás huí del lugar dejando a Señor Pepe en el lugar de los hechos, solo pedaleé, pedaleé como hace mucho no lo hacia. De cierta manera escapando, era una ladrona... Había robado mi bicicleta.