viernes, 2 de marzo de 2012

EL HOYO

Cuando me fui a vivir sola no tenia nada, THE REAL NADA.
Estando todo listo para irme con camion de mudanza afuera, mi padre tuvo la idea de preguntarme que donde planeaba dormir.


YO : ¿En el suelo?


No me había preocupado por cosas superfluas como tener una cama donde dormir, tener mi propio departamento y la libertad absoluta estaba a horas de volver a ser una realidad. Soy la reina de la improvisación, no tenia como comprar una cama y andar mendigando muebles no era lo mío. Pfff, banalidades...


Escandalizado me ayudo a desarmar la antigua cama de mi abuela para que me la llevara.


Cuando digo antigua es ANTIGUA, esa cama la compraron mis abuelos cuando llegaron a Chile de España en el año 50, tuvimos que llevarla al camión entre 4 personas, su cuerpo de fierro era una cosa horrorosa. Pero la cama de 1 1/2 plaza era hermosa, necesitaba una pequeña remodelación, pero haría la pega. Su colchón de 1 plaza la hacia ver graciosa, se tenia que acomodar de cierta forma de que no me azotara contra el armazón de fierro cada vez que me baja de ella.






La cama estuvo conmigo aproximadamente tres años hasta que Don Pololo y yo decidimos vivir juntos, la cama nos acompaño meses luego de tomada la decisión, yo dormía en la cama y él en el futon en el living, simplemente no cabíamos los dos ahí y cuando lo intentábamos era un tormento de los mil demonios. Asi fue como terminamos durmiendo cada uno por su lado y juntandonos en la pieza en la mañana para el desayuno, algo verdaderamente ridículo.






Al cabo de un tiempo un conocido empapado en lastima nos dijo que tenia una cama en el patio, que había sido de sus papás en los años 90 y estaba botada. Don Pololo corrió a su encuentro y la llevo al hogar.


La cama era de dos plazas, tenia un armazón de madera que se estaba desarmando y sonaba por todos lados, le pusimos uno que otro clavo extra y pegamento por aquí y por alla. El Colchón daba lastima. Pero al menos podríamos dormir juntos.


Fue en esa primera noche que descubrimos EL HOYO.


Basicamente mi lado de la cama era lo que tiempo después describiríamos como "la hamaca", un GRAN HOYO, donde el cuerpo se hundía por completo haciendo así que la columna adoptara posiciones dignas de la mas avanzada instructora de Yoga.


El tiempo ha pasado y el HOYO esta cada vez peor, comence a sospechar seriamente que la cama intentaba succionarme a algún universo paralelo.
En las ultimas semanas he sido yo la que duerme en el Futon, la cama esta ahí, pero mi espalda sufria ante la idea de ser succionada hasta el Inframundo.


Hemos vuelto a juntarnos en las mañanas, cuando él se levanta y por un ratito puedo dormir en su lado...



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